Acaba este 2020 que parecía interminable. Todo acaba.
Todavía no sabemos si será un final cerrado, con su clímax y su resolución categórica; si será un final abierto, de esos que completa cada lectora y queda en el aire con ecos de libre interpretación o si será un final circular, de los que nos dejan la sensación, tras la lectura, de que las protagonistas volverán a caer ante sus mismas debilidades una y otra vez. Aún la voz narradora no ha puesto el último punto y todo es posible, cualquier giro de la trama.
Sea como sea, acabará y empezará un nuevo año (con suerte) y para mí (y para esta isla de escritoras y escritores que coordino) empezar algo se traduce en nuevas historias. Nuevos comienzos, futuros desenlaces. Así, que, ¡feliz año, talleristas!
