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Recuerdos

¿Hacen falta motivos para escribir?

By 12/05/2016septiembre 27th, 20234 Comments
La isla de los escritores de Ana Haro

Los talleres presenciales del curso 2015-2016 de esta isla literaria han terminado (finales abiertos, claro) y como últimos deberes, los asistentes han/habéis tenido que responder a una pregunta que he tomado prestada a los surrealistas: ¿por qué escribe usted?

Los directores de la revista Littérature, Louis Aragon, André Breton y Philipe Soupault, enviaron en 1919 esta petición a cien escritores franceses: «A los representantes más cualificados de las diversas tendencias de la literatura contemporánea, y rogándoles que no entren en la exposición de sus tendencias, nos hemos permitido hacer la pregunta siguiente: ¿Por qué escribe usted? Les agradeceríamos que nos honrasen con una respuesta y que permitiesen la publicación».

Recibieron respuestas como la de Max Jacob: «¡Para escribir mejor!»; la de Braise Cendrars: «Porque»; la de Knut Hamsun: «Escribo para acortar el tiempo» o la de Paul Valéry: «Por debilidad».

En 1985, el diario Liberation lanzó la misma pregunta a más de cuatrocientos escritores de los cinco continentes y ahora, en Menorca, en 2016, vuelve a rondarnos la misma duda.

Empiezo por los motivos de algunos escritores célebres; luego añado mis razones y sigo con los de todos a los que ya echo de menos (irán sumándose vuestras respuestas según vayan llegando a mi buzón: ana@laisladelosescritores.com).

¿Por qué escribe usted?

«A veces, cuando veo lo que pasa en el mundo, me pregunto ¿para qué escribir?

Pero hay que trabajar, trabajar. Trabajar como forma de protesta. Porque el primer impulso de una persona al despertar en un mundo lleno de toda clase de miserias e injusticias debe ser gritar: ¡protesto!, ¡ protesto!, ¡protesto!»

Federico García Lorca

***

«La respuesta más sencilla sería, siguiendo el consejo de Rilke: porque no podría vivir sin escribir.

Esta respuesta remite a su vez a otra pregunta: ¿por qué no podría vivir? Porque si no escribiera, el placer, la ebriedad de vivir quedarían encerrados en el tiempo estrecho de mi única vida. El sabor de lo singular, en un tiempo jamás perdido, la memoria perpetua, la presencia exquisita -ambrosía o hiel- quieren ser (pues, en potencia, son ya voluntad de ser) como un vaso compartido, como un fruto que se muerde y que se ofrece al compañero para que sepa el gusto exacto que ha dejado la marca de nuestros dientes: porque eso, la suavidad incomparable -el horror inconmensurable- se repite en el otro, singular y fraternal en el seno del tiempo… Por eso, por muchas cosas más y, ante todo, por el deseo, en el sentido más vital, más animal: en suma, el apetito integral.»

Rosa Chacel

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«Escribo por haber escrito.»

Jaime Gil de Biedma

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«Porque nunca estoy completamente satisfecho con lo que he escrito, y me gustaría, de una forma u otra, corregirlo, completarlo, proponer otras soluciones. Por lo tanto, nunca ha habido una ‘primera vez’.

Porque leyendo a X (un X antiguo o contemporáneo) he llegado a pensar: ¡Cómo me gustaría escribir como X! Es una lástima que se encuentre completamente por encima de mis posibilidades. Entonces, intento imaginar esa empresa imposible, pienso en el libro que no escribiré jamás, pero que me gustaría poder leer, poder colocar junto a otros libros amados. Algunas palabras, algunas frases acuden ya a mi mente. Olvido enseguida a X y a cualquier otro modelo. Es en ese libro en el que pienso, ese libro que no ha sido escrito por nadie y que podría ser mi libro.

Para aprender cosas que no sé. No me refiero con esto a lo que se revela como el arte de escribir, sino a lo demás: a cualquier clase de saber práctico o específico, o bien, a ese saber más general que se llama experiencia de la vida. Lo que me incita a escribir no es el deseo de enseñar a los demás lo que creo haber aprendido, sino más bien la amplitud de mi incompetencia. Mi primer impulso ¿sería, pues, escribir para fingir que me conozco? Pero incluso para fingir, es necesario reunir informaciones, conocimientos, observaciones: debo llegar a imaginarme la lenta acumulación de una experiencia. Y solo puedo hacerlo en la página escrita, trampa donde espero capturar algunos vestigios de los conocimientos, de los saberes que, en mi vida, no he hecho más que rozar».

Italo Calvino

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«Escribo poesía porque me gusta cantar cuando estoy solo.

Escribo poesía porque mi cabeza contiene multitud de pensamientos; 10.000, para ser exactos.
Escribo poesía porque no hay una razón, no hay un porqué.
Escribo poesía porque es la mejor forma de decir todo lo que me viene a la mente en el espacio de un cuarto de hora o durante toda una vida.»

Allen Ginsberg

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(Y aquí empieza nuestra isla)

 

«Escribo por no llorar. Por no mirar atrás. Por recordar. Por favor. Por hacer algo. Porque me lo pide el cuerpo. Por las noches (que no he vivido). Por las mañanas. Por miedo. Por la tarde. Por los pelos. Por la mitad. Escribo porque no sé bailar. Escribo por la puerta de atrás. Por mí y por todos mis compañeros. Por cierto. Por dinero. Por amor al arte. Por descontado. Por mamá y por papá.

Escribo porque leo.

Escribo listas de todo tipo. Escribo correos que no dicen nada y otros que dicen la verdad. Escribo en la arena de la playa. Escribo con mis dedos en tu espalda: adivina qué más. Escribo mensajes en botellas rotas y no los lanzo al mar: me los bebo.

Escribo para ganarme el pan (y el vino). Para verme mejor; para olerte mejor. Escribo por jugar. Por orgullo. Por inercia. Por todos los santos. Por los siglos de los siglos. Amén.

Escribo lo que no quiero escuchar. Escribo lo que no puedo decir en voz alta sin quebrarme. Escribo lo que me gustaría que me contaran a mí. Escribo para saborear los puntos y seguido, paladear las comas. Escribo por fin. Por placer. Por lo menos. Por si acaso. Por compasión. Por capítulos. Por ciento. Por entregas. Escribo por tu cara bonita. Por encima del hombro. Por mucho que me digan. Por la boca muere el pez. Escribo por el mal camino. Por nada del mundo. Escribo y nunca escribo suficiente. Escribo, creo, para ganarle vidas al tiempo.

Escribo por carta. Por encargo. Por atrevida. Por la tangente. Por casualidad. Por montera. Por encima de mi cadáver. Por necesidad. Por joder. Por lo que sea.

Escribo para oír. Para saber quién soy: quién podría ser. Por curiosidad. Por supuesto. Por sentado. Por orden alfabético. Por arte de magia. Por si fuera poco. Escribo (entre paréntesis) por precaución. Por lo que más quieras. Por instinto. Por las molestias. Por desgracia. Por suerte. Por idiota. Por bulerías. Por tener algo que leerte.

Si no lo escribo, no ha pasado: un juego de espejos.

Escribo por vergüenza. Escribo por ver (a ciegas). Por peteneras. Por caricias. Por impulsos. Por despecho. Por dos duros. Por ojo, por diente. Escribo entre sombras: cuando bajo la guardia. Escribo por escribir. Por no reventar. Por vicio. Por ti. Por nada de lo anterior. Por todo lo demás. Escribo desde que recuerdo que escribo. Escribo aunque no escriba.

Escribo porque cuando hablo no me reconozco.

Yo no pienso, escribo».

Ana Haro 

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«Por coquetear. Por el calentamiento y los previos en los portales o en el coche. Por desnudarme y encenderme, poco a poco, hasta llegar al clímax. Por empujar hasta el final, hasta dar la última gota, bañado en sudor y embriagado por las musas. Por despegarme de mi cuerpo y al final, tumbarme a descansar, mirando el cielo. Encender un cigarrillo y pensar en si algo de esto dará sus frutos, si alguna pequeña parte de mi trascenderá. Si se escuchará mi voz cuando me leas y ya no esté aquí».

Sam G. C.

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«Això ve d’estona. Quan de petit anava a comprar el pa al forn del carrer Curniola, admirava la bona lletra amb què el forner anotava, en un quadern, les vendes als clients que pagaven setmanalment. Jo somiava en escriure i fer tant bona lletra com ell.

Però la bona lletra no bastava per construir històries i compondre poemes. El forner sorrut mai me’n va contar cap. Cosa que sí feia mon pare, que just sabia escriure. Improvisava contes que, per a nosaltres, fillets llavors, eren versemblants, o composava gloses arran de qualsevol fet, fent-nos riure o plorar, segons les circumstàncies. Però tot ho feia de viva veu i no ho escrivia a cap paper, s’ho guardava a la seva memòria prodigiosa (ara diríem, comparant-la amb un disc dur, que era de molts megabyts).

Per això jo, mancat d’aquella prodigiosa memòria, em veig obligat a escriure per narrar les històries que em permeten bellugar-me en el món de la ficció i així explicar part de les vivències o fantasies que romanen amagades dins meu. O compondre els poemes per expressar les experiències, les conviccions, els sentiments més profunds o íntims, estats d’ànim…

Per això i altres motius, escric».

Joan Triay Vidal

***

«Nunca lo había hecho antes de una forma digamos continuada. Ni mucho menos intencionada o con una pretensión concreta. Intento poner tiempo en la literatura desde hace unos meses porque necesito reinventarme. Venir a la isla forma parte de ese proceso, una ruptura casi total, un cambio que necesita agarrarse de alguna forma a algo extraordinariamente íntimo.

Un aprendizaje, un reto que me abra y que me purgue, sin más pretensión que llegar a disfrutar de la lectura de los textos de una forma hasta ahora desconocida, desde una ignorancia que a su vez intenta crearlos con la prudencia y la honestidad que el gesto merece.

Leer es llenar el tiempo, escribir, compartir la ilusión de ese aprendizaje. El tiempo en la isla puede ser delicia que se disfruta, o un barranco por el que despeñarse arrastrado por un sin fin de causas abandonadas.

Escribir hoy es una lucha interior y profunda. También empieza a ser un consuelo».

Elías Arguimbau

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«Desde que me puedo acordar, el deporte: primero el fútbol y al dejarlo tenis y pádel, se habían constituido en mis válvulas de escape, cuando necesitaba evadirme de mis problemas o de mis odiadas rutinas. Al tener que dejarlo, ya hace unos años, mi único recurso para conseguir el necesario anhelo era alguna que otra juerga. Siendo plenamente consciente de que no era ni la mejor, ni la más coherente vía para lograrlo. Un día al ver un anuncio en el periódico de un curso de escritura pensé que podría probarlo, con los amigos siempre destacaba en los juegos de improvisar e inventiva y de joven me encantaba leer. Dudé al no saber si mi preparación y aptitud estaría a la altura de los compañeros pero me decidí a probarlo. Bendito el día en que tomé la decisión. He recuperado el hábito de la lectura y las horas en las que buceo en mi interior para encontrar atractivas historias son momentos mágicos en los que me olvido de todas mis preocupaciones».

Lluís Orfila

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«IDÒ, COM ÉS QUE ESCRIU, VOSTÈ? Diu Bradbury que els seus relats són la creació de dues persones: el jo que observa i el jo que escriu. Hi afegiré, el jo que sent.

Escriure és la manera de treure del meu volcà interior —un foc persistent que cou insaciable— les vivències, il·lusions i desencisos, passions, experiències irrepetibles, projectes, triomfs i desencerts, pors i audàcies, opinions que han de ser expressades —“ho escric, o esclat”—, llibres llegits, pel·lícules colpidores, música sentida amb el cor, llocs visitats inoblidables… i històries inventades per ser proclamades als quatre vents, i d’altres per estojar al calaix del temps, a l’espera pacient, d’un temps favorable, o condemnades definitivament, a l’oblit.

A voltes escric per impulsos, amb urgència i sense pensar-hi gaire; d’altres, ho faig de forma pausada i meditada, com quan elabor un text professional. Al meu bloc hi aboc el que em va sortint i m’hi despull per la necessitat urgent de buidar parcialment el volcà. Tanmateix, l’espai que hi queda torna a ocupar-se, i així torna’m-hi, fins a l’infinit. Escric per no emmalaltir d’horror vacui. Com els llibres, la música i l’art, escriure m’apropa a la bellesa i a voltes, em salva, literalment, la vida».

Joana M. Garau Sobrino

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«Escribo porque desde que tengo uso de razón el Dios de todas las Cosas me enseñó que todo no lo podía tener, y que debía elegir entre cantar y contar.

Y probé a cantar.

Y canté como los ángeles. Pero como aquellos que en el fin del mundo que está por llegar, caerán. Fue entonces cuando el Dios de todas las Cosas, en su infinita piedad y generosidad, me presentó a los números. Me enseñó a entenderlos y a quererlos. Y fue cuestión de tiempo que terminara perdidamente enamorado de ellos.

He contado de todo. Desde las veces que parpadea el mentiroso hasta las veces que en un segundo bate las alas el colibrí. He contado el número de gotas de lluvia que riega cada hoja de tu rosal o el número de tus células que se agitan cuando me ves. He contado todos los ‘noes’ que te faltan por decirme o los días que faltan para que me digas ‘sí’. Lo he contado absolutamente todo.

Y cuando pensaba que ya no me quedaba nada más por contar, el Dios de todas las Cosas me enseñó algo por lo que sin su existencia los números jamás podrían ser mencionados. Las letras. Y me enseñó cómo combinarlas para crear palabras. Y también a cómo juntarlas de determinada forma para poder contar historias.

Historias que si no supiera de la existencia de los números pensaría que sólo están en mi cabeza.

Escribo porque en cuestión de CNTAR, me decanté por la ‘o’ antes que por la ‘a’.

Y sí, lo reconozco, conté con algo de ayuda».

Andrea dVint

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«Porque necesito escribirme aquel imaginario, nunca antes leído, que explique exactamente mi pasada historia, mi presente angustia y mi futura muerte. Y porque mantengo la ilusa esperanza de que otros puedan sentirse identificados con lo que sólo es mío».

Jasoa

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«Escribo porque me gustaría ser escritora.
Escribo para que no se me olvide.
Escribo para que se me olvide.
Escribo porque no sé lo que quiero.
Escribo porque sé lo que quiero.
Escribo porque me gusta palabrear sobre un papel, una piedra, un árbol… o una puerta cerrada que se abra como una flor.
Escribo porque a veces es la única frontera que me atrevo a cruzar.
Escribo porque inhalo palabras maravillosas que se filtran por el aire contaminado.
Escribo porque una Hana madrina se posó en mi ventana y me regaló una pluma».

eugeniaivorra

Eugenia Ivorra

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«No tengo ni la más remota idea de porqué empecé a escribir. Pero sí sé porqué continúo haciéndolo. Cuando escribo puedo jugar, puedo imaginar, puedo soñar. El escribir me permite sacarme el traje de persona adulta y me permite también ponerme los pantalones cortos y las zapatillas mal anudadas».

Jesús Suescun

***

«Escric per divulgar les meves creencies i per reivindicar el que considero just»

Climent Sabater Rotger

***

«¿PURCUÁ? ¿Por o para? Con esto de las preposiciones nunca se sabe. Se cuela una y la otra también quiere.

Se queda pensativo, se lía un cigarrillo con esa parsimonia que tanto le caracteriza, saca el encendedor, posiblemente adquirido sin querer en algún encuentro alrededor de una mesa y unas copas de vino o de cerveza, y prende fuego al pitillo liado como a él le gusta, fino y proporcional.

Y si ya se cuela una segunda, ¿por qué no dar cabida a las demás?

A todas horas,

Ante el folio en blanco,

Bajo luz natural o artificial

Cabe cualquier palabra.

Con carencias, sí, pero

Contra el bloqueo

De la mente.

Desde el principio y

En silencio,

Entre líneas y

Hacia adelante

Hasta el final.

¡Por tutatis!

Según el tema,

Sin sonrojo.

So pretexto

Sobre el conflicto y

Tras la resolución, bien satisfecho.

Le asalta de nuevo la pregunta: ¿por qué o para qué?

Se coloca otro cigarrillo entre los labios. Le es difícil escribir sin nicotina, sin ese humo que queda suspendido entre las ideas y las palabras y las imágenes y el teclado. Busca el encendedor al mismo tiempo que busca el tono del relato. Encuentra lo primero, no así lo segundo, y escribe unas notas; ¿notas? ¿tones?

¿DÓnde                                                  Comienza un

Relato?                                                   Dirijo

MI                                                           Emoción,

FAbulo                    y                            Falseo

SOLapando                                          Guiños entre

paLAbras                                              Acentuadas

SIn                                                         Vacilar

Y responde y se responde: “porque disfruta escribiendo, para sorprenderse”.

Melo

***

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Lucía Palliser

Lucía Palliser

***

«Vaig començar a escriure fa, relativament, pocs anys, uns cinc o sis. No ho havia fet abans perquè no tenia les eines necessàries (no sabia escriure en català) però, des que vaig aprendre a llegir, un dels jocs amb què més m’entretenia quan estava sola, era la lectura. La meva col·lecció de contes era bastant extensa, era un del regals preferits (molts dels clàssics, des de n’Andersen fins en Perrault), al menys en tenia més que les meves amigues, exceptuant na Maria. Amb ella vam començar a comprar llibres a mitges amb la paga setmanal que ens donaven quan érem adolescents, que ens anàvem bescanviant. Els primers que adquirírem van ser els d’una col·lecció juvenil de l’editorial Bruguera, que abastava des de “Veinte mil leguas de viaje submarino d’en Julio Verne, fins a la saga de na Sisi Emperatriz o Mujercitas, Oliver Twist, Tom Sawyer, etc. Per continuar amb els de Los Cinco de n’Enid Blyton. Els arribàrem a tenir tots. Un poc més tard em vaig empassar tots els de n’Agatha Christie, i a partir d’aquí l’addicció ja m’havia atrapat. En els anys posteriors (que ja són uns quants) han passat per les meves mans, ulls, cervell i ànima, tot tipus de lectures d’autors, estils i gèneres diversos (novel·la, poesia, assaig) que han deixat en mi la seva petjada.

Però un dels fets, que potser em va marcar més, va passar quan tenia deu anys. Em van triar per recitar en públic en un concurs a Calós. Tenia una bona dicció en castellà (era la llengua que parlava habitualment a casa) i per aquest fet suposo que ho devia fer millor que les meves companyes de curs. La monja que em va elegir, me va ensenyar el poema que havia de recitar, i a patir de llavors, tota la vida em ballà dins el cap, però mai vaig saber de qui era, fins que fa poc vaig descobrir (meravelles d’internet) que era de n’Antonio Machado (Era un niño que soñaba…) Anys més tard les cançons d’en Joaquin Sabina i les d’en Fito i los Fitipaldis, a més de les d’en Llach, Serrat, Maria del Mar Bonet i d’altres, van aconseguir que les rimes acompanyades de música, fossin les meves parelles de ball. Dansaven al meu interior, fins que en un moment donat, com us he dit, no fa molt, em vaig atrevir a bolcar-les sobre un paper (quin moment més fascinant). Tot i que va ser en una època no gaire bona, una volta passat el tràngol, estic encantada d’haver encetat aquest camí que esper sigui llarg i que de moment m’ha portat a conèixer-vos i a compartir amb vosaltres el fosquet dels dimecres.

Al “vici” de llegir he afegit el d’escriure. Sort que fa molts d’anys que vaig deixar de fumar.»

Iosune Arriaran

***

«Escribo para poner en orden palabras que rondan y se me evaporan en el pensamiento.

Recomponer recuerdos y darles otra vida, con más color y menos dolor, sacar a tomar el sol piezas arrinconadas en el armario de la memoria, que jamás utilicé por pudor o pereza y ahora ya no están de moda, pero se pueden ‘customizar’ y darles otra oportunidad».

Rosa Lleonart

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4 Comments

  • Jordi Viola dice:

    Escribo porque tengo la necesidad de escribir una historia y una historia que contar.

  • Eugenia dice:

    Eduardo Galeano decía que escribía cuando le picaba la mano.

  • Tània dice:

    Escribo para escribir(me), para elevarme a mis delirios.
    Música en papel vibrándome muy adentro. Una bocanada de aire.
    Escribo para reir(me), llorar(me), enfurruñar(me), soñar(me), fantasear(me), jugar(me).
    Escribir(me) resulta ser(me) … Como un suspiro de elefanta cansada, un guiño de coCodrilo mojado, un erizárseme la piel, un descolgarse mi cabeza del cuello y tumbarse tranquila a ver el mar, oleaje apalabrado entre los dedos de mis pies, es un rebozarme en pan rallado, un camuflarme en la arena, aspirar viento atramuntanado, salto al vacío y volar con las golondrinas, pisar miel de tomillo y romero, acostarme en una colcha de hierba empapada, azúcar en mi espalda, rebanada de sandia al mediodía, lengüetazo de melón, jugar a tres barajas, salpicarme de zumo de manzana, desnudarme de algarabia, risa de camella, abrazo de manatí… Rebeldía de mis Tànias que rebrotan libres y sin complejo al escribir

    • Eugenia dice:

      Tania, qué frescura, me emborrachas desde la primera a la última palabra, como el licor más apetecible del mundo.

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